domingo, 23 de mayo de 2010

Platos rotos.


-Promesas, no quiero promesas.
-¿Por qué?
-Tampoco quiero peguntas.
-Prométemelo.
-Lo que quieras…
-Que nunca me prometerás nada. Que nunca habrá promesas. Así  no habrá nada que romper. Por cierto, has roto ya demasiadas cosas.

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