martes, 30 de noviembre de 2010
peceras para beberte.
La mala educación.
sábado, 7 de agosto de 2010
para pararlo
indecisiones en papel celofán.
mañanas al sol de las farolas.
miércoles, 4 de agosto de 2010
con.sentimiento
sábado, 5 de junio de 2010
incendios.
jueves, 3 de junio de 2010
juegos de niños
sábado, 29 de mayo de 2010
viernes, 28 de mayo de 2010
rojo profundo.
domingo, 23 de mayo de 2010
Platos rotos.
lunes, 10 de mayo de 2010
ventanas de a dos.
lunes, 5 de abril de 2010
el beso de la ballena.
Cada noche, cuando las demás seguían los bancos de plancton, ella salía a la superficie y se pasaba toda la noche mirando a la luna.
Cada noche la veía pero no podía llegar hasta ella. Y como sólo era un pequeño puntito en el mar, la luna no la veía. Y la ballena lloraba y lloraba. Hasta que una noche, reuniendo todas sus fuerzas, nadó hasta el fondo más oscuro del mar, cogió impulso y salto muy alto, más que nadie hasta ahora.
Pero la luna estaba muy lejos.
viernes, 2 de abril de 2010
todo al 23.
Empiezas a ser dueño de tu vida, empiezas a ser tú.
Yo no tengo suerte;ella no me tiene a mí.
jueves, 1 de abril de 2010
palomitas dulces.
-No volvamos...
miércoles, 31 de marzo de 2010
copenhague
martes, 30 de marzo de 2010
Fresas,nata y azucar.
-Batido, batido de fresa, pero que sea natural y con mucha mucha azúcar y con tanta nata como fresas.
-¿Pero y esto?
-¿Pero y esto qué? Respondía mientras miraba ese cielo azul con alguna nube perdida que se disipaba entre la luz. Eran esos días los que le gustaban. Simplicidad acompañada de especial monotonía en el cielo. Detalles invisibles.
-Que no puedes comer fresas, eres hipersensible. Incauta tú.
Le gustaba llamarla incauta, tenía reservadas ciertas palabras solo para ella, aunque algunas nunca se las decía, serían siempre su secreto.
-¿Sigues esperando de mí algo lógico? Te dije que te olvidaras del raciocinio, de lo correcto, de lo bueno, de lo bueno… Se le escapaba la sonrisa por la comisura del labio.
-¿Eres una persona ilógica?
-Sí.
-¿Por qué?
-Porque estoy enamorada de ti. Porque estoy enamorada de ti y lo sigo repitiendo. Me da igual lo que pienses, lo que vayas a pensar, lo que pensaste. Soy feliz así. No respondas ni contestes, el día que lo hagas me voy.
-Si sigues así un día morirás.
-¿Qué? Las fresas no matan por ahora, déjame ser mala a mi manera.
-No me refería a eso, la duda. Te matarán las dudas. Nunca quieres arriesgarte a oír algo de lo que no sabes la respuesta.
-No necesito tu respuesta.
-Nunca te entenderé.
-¿Qué?
-Mátame tú.
jueves, 28 de enero de 2010
gelatina desde el cielo.
-¿Por qué?- Le preguntaba mirándola.
-Por qué ¿qué?- contestaba mientas seguía cogiendo ramitas del suelo, las desmenuzaba y volvía a surcar el mar con las pupilas.
-Que por qué te gusta tanto la gelatina.
-Porque si y punto….- Sonreía con la sonrisa de alguien que sabe que esta siendo descubierto. En cierto modo, le gustaba esa sensación de saber que aun sin quererlo ella podía saberlo todo sin intención alguna, que estaba desvalida ante ella, disfrutaba con esa sensación de desnudez.
-No eres la típica persona del “porque si” y mucho menos la de… “y punto”, y lo sabes.
-¿Desde cuando has pasado a conocerme tanto señorita? ¿Y ese interés por la gelatina?- Reía y la miraba a los ojos, con los suyos brillantes y rasgados.
-Desde el día en que me dijiste que nadie te conocía de verdad. Se que quieres que te conozca, te estas dejando conocer y yo…quiero conocerte.- Tras decir, eso tiró fuerte de las ramas aun verdes del árbol arrancando varias de ellas.
Ella seguía riéndose.
-¡Ey! ¿Por qué te ríes? Odio que se rían de mí.
-No me río de ti, es que me das susto
-Si querías arreglarlo lo has conseguido….
-No me das susto tú tonta, me da susto que sepas tan bien lo que quiero- Se quedó mirándola intensamente, podría haber estado años así, mirándola con esa intensidad, no necesitaba decir nada mas.
Ese simple comentario le había hecho sentirse menos ridícula, no eran tan estúpidos los pensamientos que tenía, también ella recordaba las cosas de las que hablaban, no era una simple obsesión suya.
-Contéstame ya o no traigo mas gelatinas para merendar- No sabía que cuando se enfadaba aun le gustaba mas.
-Es simple, como la vida, es polvo blanco empaquetado en cajitas de colores individuales.
-Me he perdido…
-Creo que las personas somos como la gelatina, cada una esta en su cajita, somos solo un polvo blanquecino, si soplan nos perdemos… pero con un simple ingrediente podemos llegar a ser todo y mas. ¡Incluso cogemos color!- dijo señalando sus brazos que habían tomado un tono moreno en esos primeros días de septiembre.
-¿Cuál es para ti ese ingrediente?- Sabía la respuesta, solo quería escucharla de sus labios.
-El amor…- Dijo mientras clavaba sus pupilas en el suelo, no quería acabar mirándola a ella, aun era pronto. Hubiera dado la vida por decir: eres tú. Pero prefirió morderse la partida lengua, era mejor esperar.
…
-Que sepas que lo que te acabo de decir es mentira, era solo par que me dejases en paz…
-Si ya doña cocinitas…No sabes mentir, se te sube el color de las pecas.
-En realidad es porque tiene muchas proteínas y es muy sana, a los abuelitos se la dan ¿lo sabías?- Silbaba intentando disimular.
Prefirió callarse la verdad, prefirió no decirle que solo pensaba en la textura de la gelatina desde el día que la probó de su boca, que ella todo lo hacia diferente, hasta un beso, su beso.
-¿Nos vamos?
-¿Por qué quieres irte? Es temprano y el móvil aun no ha sonado.
-Tengo que hacer un recado y tienes que acompañarme.
-¿A qué? ¿Dónde?
-A comprar gelatina… quiero que seas mi ingrediente.
Se moría por esa niña, da igual que el tiempo pasara, que ella se hubiera ido, que tuviera otros ingredientes, que ya ni se acordara de lo que significaba la gelatina, en su cocina seguía estando solo ella.
Se moría por ella.